Bien, una vez pasados estos seis meses, mejorarlos no fue muy complicado, y así fue, una vez abajo sin tener una fruta que te empuje hacia la mierda salí, sin palos en las ruedas.
Aún así doy gracias al 2012 porque me ha creado momentos inéditos y por todo aquéllo que no olvidaré, ni para bien ni para mal. He encontrado al mejor compañero de viaje, y mis horizontes van aumentándose a medida que voy caminando.
Para este 2013 no hay palos en las ruedas, hay ruedas que tiran perfectamente. Pero antes de pasar el capítulo 2012 en la esfera personal quiero dejar unos recuerdos, los mejores recuerdos del año, aunque alguno que otro deje un regusto agridulce, no puedo negar que dejaron marca.
Ahora es turno de crear el 2013, así que
2013 there we go
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